Nunca es un mal tiempo para luchar por lo que uno quiere, dicen. En este momento Javier piensa - ¿Será el momento? -, ojala encuentre alguien que le diga con convicción, animo y entereza … – Si, hazlo, pero rápido-.
Lamentablemente nunca la encontró, busco y busco la manera, la forma, el momento para decirlo, corrió y corrió para poder alcanzarla, pero Vannesa ya había soltado su mano, el la veía, era su motivación, su motivación para correr, tal como un gato persigue a un ratón.
“Entiende que necesito saber de ti, necesito hablarte, necesito pensarte, necesito verte, pero entiende, ya no siento, no encuentro, no busco”, después de esas palabras Javier continuó su camino, pero día a día agotaba una lágrima, día a día un sollozo era parte de su rutina, ese momento, fue la última cena. “No digas nada más, entiéndeme, porque yo si lo hago”, fueron las palabras de Javier, “No siento, no encuentro, no busco…” fueron las últimas palabras de Vannesa.
Javier condimentaba su vida con solo un sentimiento. Amargura. Duele, Vannesa se fue sin mirar a lo ojos, Javier sabia que aunque ella lo volviera a hacer nada sería igual. “No te equivoques, te lloro, te pido que no te alejes de mi lado, mi vida, por favor”, fueron las palabras al viento que día a día Javier gritaba en silencio.
Poco a poco se fue muriendo, muriendo el amor, las promesas de respeto y amor eterno se agotaban día a día. Un día Javier durmió, cerro sus ojos y en un instante recordó todo, recordó el último día con Vannesa, recordó los lindos momentos, recordó cuando tan solo con pensar a Vannesa la sentía entre sus brazos, cuando no tenían nada que perder, cuando se prometían el uno al otro salvarse y guiarse, llenarse de fe, cuando se prometía cuidarse. Sabían que el amor los hacia a los dos mejores seres humanos, tenían una fe imposible de romper. Mientras Javier recordaba, veía su cuerpo tendido y a sus amigos reprochándole la decisión que había tomado.
Te cuidare y vigilaré por siempre mi vida, te salvaré y guiaré eternamente si en algún momento llegas a caer, nunca te faltará nada. Lo prometo. Fueron las últimas palabras de Javier.
No me dejes solo nunca por favor si? :) pase lo que pase no nos dejemos solos. Siento lo mismo que el primer día. No nos equivoquemos más. Abrasémonos, riamos, seamos felices, como siempre lo hemos querido ser, no dejemos de soñar, pero de soñar juntos, no le pidamos al otro que se vaya, creo necesitarte, necesitarte para estar bien, necesitarte para estar…necesitarte para algún día ser feliz. Te amaré, siempre, te cuidare.
Nunca es un mal tiempo para luchar por lo que uno quiere, dicen. En este momento Javier piensa - ¿Será el momento? -, ojalá encuentre alguien que le diga con convicción, animo y entereza … – Si, hazlo, pero rápido-. Nunca lo encontró.
No hay comentarios:
Publicar un comentario